viernes, 29 de octubre de 2010

Jesús, el Siervo Perfecto


Cuando creemos que hemos alcanzado el éxito, cuando nos proponemos metas personales, cuando los sueños que siempre quisimos se realizaron... ¿no preguntamos qué haría Jesús frente a eso?

Personalmente, se olvida, no?... Sin embargo, a cada paso que demos siguiendo a nuestro Señor debemos hacernos esta pregunta importante. Jesús, en su inmenso amor, nunca, NUNCA dejó de lado a nadie que lo necesitara. Era el Hijo de Dios, no?, podría haber fácilmente tomado ventaja de eso y hacer de su nombre uno famoso por su grandeza. Pero la grandeza de Jesús esta justo ahí, en su sencillez, en su actitud humilde frente a los demás. Esa es la grandeza que él vino a traer, aunque muchos no la entiendan, aunque nosotros no la entendamos. A veces encasillamos el sacrificio de Jesús a la cruz: sin restarle importancia, lo que quiero decir aquí es que Jesús nos dio su vida desde el momento es que comenzó su ministerio. Desde ahí se entregó: se dedicó 100% a los demás, a servir, a dar a entender con su propia vida que ESA es la actitud que debemos tener frente a los demás. Servicio, humildad, compañerismo, misericordia, solidaridad, amor. Ese fue el mensaje de Jesús, el siervo perfecto.

viernes, 1 de octubre de 2010

¿Perfección?

"Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos." (Marcos 6.7)
"Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban." (Marcos 6.12-13)


Jesús había seleccionado 12 hombres en los cuales confiaría su mensaje de salvación, en los cuales confiaba que perpetuaran la obra de amor que había empezado. Estos hombres, a pesar de sus diferencias culturales y personales, se habían entregado con todo lo que eran a Jesús. Muchos de ellos dejaron TODO de inmediato para responder a la llamada del Maestro. Sin embargo, todos estaban llenos de defectos, errores, diferentes caracteres. ¿Te suena a algo conocido?

Estos hombres, a quienes Jesús amó y apartó para un liderazgo que armaría la historia de la Iglesia en los siglos posteriores, no eran perfectos. Pero aún así, Jesús les brindó máxima atención mientras estuvo en la tierra. Les enseñó, los adoctrinó, y como está escrito más arriba, los envió revestidos de autoridad. Es hermoso darnos cuenta que a pesar de nuestra humanidad, Dios nos ama y quiere hacer cosas con nosotros. Esos discípulos descritos arriba, revestidos de poderes sobrenaturales, eran los mismos que a la muerte de Jesús se esconderían acobardados. Entre ellos estaba Pedro, quien después negaría a Jesús. ¿Acaso Jesús no sabía esto? Claro que sí. Pero debemos entender que para acercarnos a Dios, para que Él nos use NO es necesario que seamos perfectos, simplemente que nos dispongamos en sus manos, dejemos TODO por ÉL, y que hagamos nuestro mejor esfuerzo para darle lo mejor de nuestras vidas.